viernes, 10 de febrero de 2012

The Descendents de Alexander Payne (2011)

Nada en esta película busca ser misterioso o inexplicable, nada es digno de asombro o de horrorosa incomprensión por parte del director, todo es hablado y analizado, todos lloran y se golpean, todos exponen sus problemas no una sino varias veces. El resultado, sin embargo, es una narración laxa que con liviandad y camisas floreadas va desmontando el drama familiar alrededor de un tenso George Clooney. El director se distancia emocionalmente de lo que ve aunque lo filma todo, como si en lugar de esconder prefiriera mostrar con cinismo, lo cual a mi entender es el gran error de la pelicula. Este recurso es comun en el cine americano actual si pensamos en Wes Anderson, Paul Thomas Anderson o Sofia Coppola. Las razones de esto deben estar dadas por el panico al cliche o, por que no, por el estado emocional de estos chicos sensibles en un pais sin sensibilidad. A fin de cuentas, la historia de The Descendents es como una piedra arrojada a un estanque muerto cuyas ondas agitan el agua: la esposa de Clooney tiene un accidente y su cuerpo comatoso en el hospital desmonta la serie de mentiras creadas a su alrededor. Está claro que este accidente, trágico en un principio, se convertirá en una bendición.

En una escena de la película, el personaje de Clooney debe comunicarle a su hija adolescente la noticia de la situación de su madre mientras ella se baña en una pileta. La joven, angustiada, decide meterse bajo el agua y es entonces que Payne corta a un plano sub acuático en el que la vemos llorando. Esta escena es clave para comprender la idea del director: en lugar de quedarse sobre la superficie y ver la chica y su tristeza desapareciendo bajo el agua, Payne decide cortar para observar el llanto y así exhibir cada pequeño detalle de su historia, que por su ausencia de espacio OFF, por su incapacidad para abrir una puerta hace lo no visto o lo no dicho, termina siendo increíblemente aburrida y previsible, demasiado lineal y con una narración cínica que busca quitarle peso a la tragedia pero que consigue un estado de ánimo adormecido, sin chispa, como una película de Bergman que alguien manda al Laverap y vuelve toda desteñida.

El elemento más alto de la película está dado por las dos hijas del personaje de Clooney, y por los momentos en los que la paternidad es el centro del filme; aun cuando algunas situaciones se notan forzadas, el tema y la calidad actoral de las niñas logran momentos emotivos que luego se pierden en infidelidades y dramas inmobiliarios que abren demasiado el abanico.

La voz en off es un recurso de Payne que ya conocemos desde la brillante Election, pero tanto aquí como en About Schmidt esa estrategia se vuelve demasiado explicativa, no busca expresar una subjetividad sino tirar pautas generales sobre la historia para que esta sea mas fácil de comprender (mi familia es una isla…., etc.) Si en la mencionada Election o en la también brillante Sideways la historia terminaba abierta, en The Descendents hay tiempo para que todos aprendan una lección y terminen viendo televisión en el sillón. Debajo de la superficie se esconde una fabula conservadora bien sintonizada con la administración Obama.

JPS

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