martes, 27 de marzo de 2012

La naissance de l'amour de Philippe Garrel (1993)

Vi esta película algunos días atrás y ya no puedo recordar la trama, que por otro lado adolece de giros argumentales o trampas de guion y que es, apenas, el lejano eco de una historia que solo se puede intuir. Como toda película de Garrel, lo importante es lo que no sucede, o lo que sucede en el abismo interno de sus personajes y que se representa a través una extraña puesta en escena que apunta al vacio y al primer plano confesional. Hay un personaje que quiere escapar del infierno del hogar y otro que quiere volver a él, ambos conversan y tratan de entender, sin palabras, eso que les sucede. Su impotencia es la clave tonal de la película.

En La naissance de l'amour vuelve a ser central aquello que señalaba Deleuze y que ya cite en el comentario sobre Le Coeur Fantome: el problema de los tres cuerpos, el hombre, la mujer y el niño. Hay dos escenas que justifican el visionado de la película y que estan en sintonia con esto. La primera es aquella en que el protagonista, Paul, recibe en sus manos a su hijo recién nacido. Lejos de los nacimientos pasteurizados de Hollywood, hay aquí un pequeño ser ensangrentado puesto en las manos de un adulto, su padre, que lo mira con la misma incredulidad con que lo miramos nosotros, en un bello encuadre frontal que parece una respuesta masculina a La Piedad de Miguel Ángel. Otra escena extraordinaria se da cuando el propio Paul huye de su casa en busca de su amante a pesar de los gritos desesperados de su hijo, que desde el balcón, desaforado, no deja de exclamar: Papa! Papa! Papa! La noche está llena de contrastes y el personaje camina por las calles desoladas de Paris con ese llamado filial de fondo. Se detiene y piensa. Se levanta. Pero sigue huyendo. Y de nuevo vemos esa obsesión por la relación paternal que es, claro, un misterio, un enigma al que estaremos siempre atados, como padres y como hijos. El final es, al mismo tiempo, esperanzador y desencantado. La nueva mujer se detiene frente al personaje y le pide una prueba de amor, a lo que este responde lacónicamente: si quieres te hago un hijo. Esa frase final y la sonrisa de la mujer que la corona parecen menos una nueva oportunidad que la repetición cíclica de un error, una infelicidad condenada a repetirse.

Adrian Martin rescata en su texto sobre la película una escena que parece representar ese nacimiento del amor del título y que copio aquí:

Está emplazada casi al final del filme, cuando Paul (Lou Castel) y Marcus (Jean-Pierre Léaud), los dos amigos protagonistas, viajan desde París hasta Roma en busca de la esposa del segundo, Hélène (Dominique Reymond), que le abandonó por otro hombre. Una vez allí, él la llama por teléfono y ella, quizás inesperadamente, le dice: “Ven”. (…) en esos dos primeros planos de los rostros de la pareja podemos sentir cómo se concentra algo. Son planos cargados, graves y, al mismo tiempo, intensos. Pero esa carga, esa gravedad, esa intensidad… ¿De dónde vienen? (…) Hay, en el modo de abordar esta escena, algo muy minimalista y, a la vez, extraordinariamente poderoso. Un primer plano, blanco y luminoso, de Dominique Reymond: 8 segundos de silencio total dedicados a romper una barrera, a filmar el nacimiento de la sonrisa que, con dificultad, se va esbozando en su rostro. Y después el contraplano, fuertemente contrastado, de Jean-Pierre Léaud, sostenido –casi dolorosamente- durante 50 segundos. Es el trabajo con la duración y el primer plano -una de las grandes potencias del cine de Garrel- lo que dota a esta escena de su gravedad. Es la tensión que sacude al arte del retrato cuando este se enfrenta al latido del tiempo -y de los rostros de los actores emanan todas las corrientes subterráneas que se esconden bajo el más leve gesto, bajo el peso de una mirada-.

El ritmo de la obra es moroso, lento, y en algún momento pensé que si estuviera hablada en castellano sería insoportable, casi una mala película de Subiela. A pesar de ciertos excesos de poesía y de una excesiva búsqueda de la fealdad y el dolor, se trata de un filme de Garrel que, aunque temprano, ya lograba revelar en algunas escenas la demoledora y lucida visión de un momento, un momento nomas, del hombre y de su historia.

JPS

2 comentarios:

  1. Correction: it was Cristina Álvarez López who wrote the section on BIRTH OF LOVE that you quote from our dual text in TRANSIT !

    Long Live Garrel !!

    thanks, Adrian M.

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  2. Thanks Adrian, long live Garrel!!!

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