domingo, 16 de noviembre de 2014

Dos Disparos de Martín Rejtman (2014)



Antes de escribir sobre esta película me siento obligado a efectuar esta suerte de declamación: Rejtman es, por distancia, el director argentino que más admiro. Las razones son múltiples, o acaso es una sola y su definición es tan compleja que resulta esquiva. Rejtman no imita la realidad sino que la interpreta, la sueña, y en sus películas se genera un verosímil encantado en el que sus criaturas parecen ajenas a la maldad o a la bondad y son seres sencillamente humanos tratando de resistir la circunstancia. Rejtman ha narrado con una inteligencia conmovedora los vaivenes de su generación, la generación nacida en el 63, desde una óptica diametralmente puesta a la de Fito y su famosa canción: sin demagogia, sin sentimentalismo, apelando como un dogma a la empatía, escuchando más y hablando menos. 

En Dos Disparos Rejtman se puso a sí mismo ante el problema de narrar los dilemas de otra generación, aquella nacida en los 90, y el resultado es dispar. Es decir, su mecanismo narrativo funciona a la perfección pero en su mirada hacia esos chicos de 20 años hay una distancia descomunal, casi insalvable. Aunque es cierto que su cine nunca intenta expresar certezas ni verdades ofrece, de todos modos, una comprensión absoluta del desencanto noventoso de Rapado y de la crisis emocional de finales de década de Los Guantes Magicos. En Dos Disparos parece perdido cuando filma a los chicos y completamente enfocado cuando filma a los adultos, sus pares, y retoma el terreno conocido: el tipo fanático de los autos, las vacaciones en Mar Del Plata, la madre separada y quejosa, etc. En esas escenas es cuando la película brilla y saca a la luz lo mejor de su cine. 

El tiempo no pasa, los que pasamos somos nosotros, el tiempo es una entidad congelada sobre la que nos movemos con torpeza. Me parece fantástico que Rejtman haya intentado salir de su zona de comodidad hacia esa juventud que es metáfora de nuestra incomprensión del tiempo. Quizás esta no sea su mejor película pero hay en ella una autenticidad que sobresale, por amplia distancia,  del resto. En el año de Relatos Salvajes, la película argentina del 2014 es Dos Disparos. 

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