lunes, 12 de noviembre de 2012

Cosmopolis de David Cronenberg (2012)

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Cosmopolis tiene una estructura episódica basada en el encuentro de su protagonista con diferentes personajes y podría leerse como una suerte de El Principito desencantado, apocalíptico y anti capitalista. Prescindiendo de la intriga y demás recursos narrativos del sistema de representación clásico (recursos que Cronenberg ha manejado con maestría en obras anteriores), el film es una indagación dialéctica sobre la inhumanidad del sistema de capital financiero que nos domina, la creciente abstracción de un mundo en el que lo real está subordinado a lo mediático y en el que el dinero es menos un medio que un fin. Si bien es cierto que sus interminables diálogos pueden volverse tediosos para los espectadores enfermos de ansiedad en que nos hemos transformado, la urgencia y el presente histórico desde el que esta filmada vuelven a la película esencial y brillante.

El anti héroe del filme es Eric Packer. Eric tiene solo 28 anos, es multimillonario y las decisiones que toma pueden aplastar la vida de millones de personas en un segundo. Especulando con el dinero, cambiando la cotización de monedas, jugando con la estructura débil de la economía mundial, su rostro inexpresivo y vampírico parece perfecto para representar a esos jóvenes que habitan en las alturas del sistema y cuyo mayor poder es su invisibilidad, su perpetuo anonimato corporativo. En medio de una revuelta anti capitalista (inspirada en los movimientos de los indignados de los últimos años), a Eric se le ocurre atravesar toda la ciudad en su limusina para cortarse el cabello a pesar de las advertencias de sus guardaespaldas. Este viaje a la peluquería funciona para el personaje como un regreso a la infancia, a las raíces, un trineo de Citizen Kane que en lugar de devorarse el significado lo amplia y lo vuelve más ambiguo. Durante el viaje, que abarcara la mayor parte del metraje, Eric ira encontrándose con personajes con los que entablara largas conversaciones, siempre dentro de su limusina, desde la cual el mundo se percibe como una película lejana y ajena a su pequeño universo insonorizado. Lo real y lo abstracto entran en conflicto dentro del personaje y la limusina es, como el taxi de Travis Bickle deambulando por la New York de finales de los setenta, una metáfora de su propia condición.

Los diálogos no intentan establecer una didáctica de izquierdas sino desentrañar que es lo que sucede dentro del verdadero misterio del film, el propio Eric, que por una mala decisión está a punto de perder toda su fortuna. El culto al yo, la obsesión por el consumo, la ridícula adoración a las estrellas pop, la muerte del amor, todas las criticas obvias que se le puedan hacer al capitalismo asumen en la figura de Eric una corporizacion que hace del personaje una complejo misterio que Cronenberg filma con precisión e inteligencia. El detalle de autor esta dado por su próstata curva, una manifestación de vida que como una molestia se manifiesta en el interior del personaje y una obsesión de Cronenberg que se remonta a sus primeras películas.

El dialogo con Samanta Morton es en particular extraordinario. Ella es una experta en teoría, una asesora que Eric contrata para hablar sobre la situación del mundo como si este, el mundo, no fuera más que un barrio dentro de su universo insondable. Allí el personaje de Morton establecerá algunos de los puntos de vista más interesantes del todo el film: ¿No crees que una idea visionaria está dejando fuera a millones de personas? Cosmopolis está basado en la novela homónima de Don de Lillo y es aquí cuando el aliento contra cultural del escritor se hace más fuerte. Computadoras… la palabra suena vieja, dice Eric, y comenzamos a comprender cuan integrada esta la maquina a nuestro propio cuerpo.

Es curioso pero a pesar de sus innumerables charlas Eric no parece comunicarse en verdad con nadie hasta la escena final, que supone una aparición del método del gran Paul Giamatti. La escena es sensacional porque Giamatti, un perdedor insignificante, le reclama a Eric el derecho a existir, a ser un perfecto fracasado en un mundo en el que el éxito y la belleza son los valores que prevalecen. El pedido del personaje parece estar dirigido al mundo entero y Eric lo escucha con su rostro impasible apenas alterado por una lagrima.

Con una puesta en escena formidable, Cronenberg crea una pelicula que merece ser vista varias veces porque sus lecturas e implicaciones se disparan en multiples direcciones, porque apela a que el espectador termine de construir su sentido. He leido varias criticas que apuntal al caracter brechtiano del film, a su condicion de novela filmada, pero la suposicion es por completo equivocada: lo cinematografico se establece en el vinculo entre lo real y lo abstracto, entre lo visible y lo invisible, y la puesta del director esta apuntada a eso, creando niveles de lectura que se van complementando de manera muy inteligente. Aquello que los personajes dicen se olvida facilmente, pero aquello que la camara dice permanece en la memoria del espectador porque habla de su propia relacion con un mundo cuya realidad parece diluirse. El film no habla sobre el capital y sus consecuencias sociales sino sobre como este sistema y la tecnologia, su manifestacion fisica, transforman nuestra percepcion, nuestra manera de aprehender al otro. No estamos ante una critica facil de la izquierda millonaria sino ante un conflicto que tiene que ver con nuestra propia humanidad. 

Cosmopolis es una obra maestra, una experiencia cinematografica de importancia, la clase de pelicula que en soledad confirma que el cine no es un teatro de ilusiones que intenta reflejar lo real (tarea cuyo fracaso aun no cesa) sino una forma artistica capaz de poner en conflicto esa realidad y crear una propia, una fabrica de suenos y pesadillas que los grandes cineastas dotan de una logica personal y, a la vez, universal.

JPS

2 comentarios:

  1. Otra criatura pretenciosa del Sr. Cronenberg (por qué no seguir el camino de 'Promesas del Este'?), perdido en sus masturbaciones capitalistas y apocalípticas disfrazadas de vampiros...

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