miércoles, 25 de enero de 2012

Le Rayon Vert de Eric Rohmer (1986)

El rayo verde es un efecto óptico real que se produce cuando el sol se oculta sobre una superficie excepcionalmente llana; así, cuando los últimos rayos quedan muy refractados por la baja atmósfera, justo antes de su desaparición, el astro rey le ofrece al espectador una última exhalación verdosa. Un viejo mito, retomado por Julio Verne en una de sus novelas, dice que aquellos que vean ese extraño fenómeno juntos vivirán enamorados para siempre.

No es casual que Rohmer se haya interesado por este argumento, su cine es un cine impresionista, basado en el movimiento de las luces y las sombras en el plano, enfocado en la belleza y el terror de la superficie, capaz de capturar el misterio de lo fugaz. Los argumentos de sus películas son simples excusas para dedicarse a la observación de conductas y comportamientos contradictorios, humanos, misteriosos, sin ningún interés por entrometerse o analizar sino feliz en una contemplación que siempre es conmovedora. Hace poco hable con mi hermano DS y coincidíamos en afirmar que Rohmer es uno de nuestros directores favoritos; sus películas han tenido un efecto perdurable en mi, su capacidad para encontrar la belleza en cada personaje, las adorables mujeres de sus películas, los momentos de soledad, los viajes en tren, el secreto de lo efímero captado con una capacidad admirable que transforma esa exhalación del tiempo en algo eterno.

En esta pequena pero monumental obra maestra que es El Rayo Verde hay una escena que ilustra de manera asombrosa esta sensación. Delphine, enojada y algo triste, comienza a caminar sin rumbo por una quinta cuya vegetación se va volviendo más y más tupida con cada paso. De golpe se detiene. Mira alrededor. Una brisa mueve los arbustos y sacude las copas de los arboles, es imposible saber si el rumor de la naturaleza acompaña o destruye el silencio, todo alrededor parece estar animado por una fuerza invisible. Delphine, en silencio, comienza a llorar, pero uno no sabe si lo hace porque piensa en lo que le viene sucediendo en el argumento o porque se ha conmovido ante el misterio que la rodea. Es una escena memorable. Como dijo alguna vez Serge Daney, "entre lo que se alucina, lo que se quiere ver, lo que se ve realmente y lo que no se ve, el juego es infinito: es ahi donde tocamos la parte mas intima del cine". Rohmer logra iluminar ese misterio con el aun mas misterioso rayo verde y toca lo mas intimo de nosotros.

JPS

No hay comentarios:

Publicar un comentario