domingo, 2 de septiembre de 2012

Ordet de Carl T. Dreyer (1955)

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Ordet es un film sobre la fe, una fe que no solo entra en conflicto para sus multiples personajes sino tambien para el espectador, cuyas espectativas y deseos son puestos a prueba una y otra vez hasta un final bello y misterioso. No dejo de pensar, sin embargo, que la pelicula es algo previsible en la construccion de sus personajes y que su narracion fluye, por momentos, de manera torpe. El drama no esta tan depurado como el de, por ejemplo, la monumental Gertrud, y Dreyer logra desde la puesta en escena una perfeccion formal que hace mas visibles los problemas de dramaturgia.

Basada en una obra teatral de Kaj Munk, que murio fusilado por los nazis durante la ocupacion danesa, Ordet narra la vida de una familia de inicios del siglo XX, los Borgen, dedicados a la ganaderia en el marco de una comunidad rural y religiosa que comenzaba a extinguirse con la aparicion del auto y del telefono. El viejo Morten tiene tres hijos, Mikkel, Johannes y Anders. La esposa de Mikkel es la adorable Inger, el mejor personaje de la pelicula, una mujer dulce y devota cuya humanidad se apodera de cada escena en la que aparece. A punto de dar a luz a su tercer hijo (el primer varon), Inger enferma y su vida peligra. Enfrentados a esta situacion extrema, la fe de cada uno de los hombres es puesta a prueba.

Hay una sub trama menos lograda que involucra a la chica que pretende Anders, Annie, hija de un pastor vecino que pertenece a otra religion y que se niega al enlace. Aqui es donde la narracion parece dispersarse y falla en concentrar todos los elementos que propone. El contraste entre la belleza humana de Inger y las figuras apenas dibujadas de la joven pareja es notorio y se percibe como un error. Tambien hay que decir que Johannes, el hijo loco que se cree Jesus, es un personaje esquematico cuyo cambio final es en exceso esperable. 

De todos modos, la pelicula tiene sus meritos. La camara de Dreyer se mueve con una fluidez admirable, prescindiendo de los cortes y privilegiando el movimiento de las figuras en el plano. La puesta en escena cargada de simbolos, una marca de autor, funciona a la perfeccion y la fotografia en blanco y negro es poco menos que gloriosa. Pero si Ordet ha pasado a la historia es por su escena ultima, la representacion cinematografica de un milagro. En varios momentos de la pelicula los personajes se preguntan si los milagros son posibles en esta epoca y, sobre el final, eso sucede frente a sus ojos y los nuestros. Dreyer filma la situacion con pompa, con una solemnidad propia de las Iglesias; yo prefiero el bello milagro de Fanny y Alexander de Bergman, mucho menos solemne, mas cercano a la magia, casi pagano y secular.

Dreyer construye con rigurosidad un mundo lleno de interrogantes y dudas en el que solo la fe otorga algun sentido. El milagro se produce porque la pequena niña y el loco creen, y es entonces que uno se pregunta si Dios es la sadica y funebre divinidad de los adultos o el heroe magico y paternal de los niños. Si la respuesta la ultima, reitero, la formula de Bergman es la acertada. Dreyer apela a la inocencia como ultimo recurso, para volver posible la magia. Antes solo le intereso el tormento y la duda y, aunque sobre el final muchos conflictos se resuelvan, hay algo sadico en el, algo que lo asemeja demasiado a su Dios.

JPS

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