martes, 10 de abril de 2012

Broken Flowers de Jim Jarmusch (2005)

Durante el primer acto de Broken Flowers el personaje interpretado por Bill Murray parece un tanto forzado en su aislamiento emocional. Sus gestos, sus actitudes, su absoluta inmovilidad espiritual están llevadas a un grado de paroxismo que se aleja de lo natural para transformarse en un rasgo estilístico que trasciende la ficción misma. Incluso esa estúpida vestimenta deportiva, que tiene ecos de la olvidable obra de Wes Anderson The Royal Tenembaums, parece quitarle humanidad a un personaje cuya nulidad de gestos parece un ejercicio de cine post moderno en lugar de un intento por capturar algo de vida. El protagonista se construye desde el estereotipo del Don Juan (subrayado incluso por su nombre, Don Johnston) pero observado por Jarmusch desde el reverso, buscando descifrar el vacio que se esconde detrás del hombre que renuncia al amor para entregarse al vaivén del deseo, un deseo ya apagado y que al no poder manifestarse comienza a consumirlo por dentro. Su su pose parece ser excesiva, y solo se sostiene gracias al extraordinario gesto a la Giocconda de Bill Murray, esa sonrisa ambigua que lo transforma en el inmenso actor que es.

Luego, en el segundo acto, las cosas comienzan a transformarse. A partir de una carta de procedencia sospechosa que le llega a su hogar, Don descubre que es padre de un chico de 20 anos, e instigado por un vecino amante del misterio recorre los hogares de las mujeres que ha frecuentado dos décadas atrás para comprobar si su paternidad es cierta. Esta ambigüedad establecida sobre el elemento que hace avanzar la trama, la carta, es central para comprender la película de Jarmusch. Es decir, lo que se narra aquí no es el encuentro de un padre con su hijo sino la transformación de Don, una transformación simbólica, en una bella metáfora que Jarmusch despliega a través de su gélida narrativa. El personaje del vecino, por su parte, es muy interesante, y en una primera lectura recuerda a aquellos personajes que Hitchcock utilizaba en algunas de sus películas (The Shadow of a Doubt, Suspicion), amantes del misterio que como un coro griego van comentado el misterio mismo de la película. Por otro lado, también es cierto que la película comienza con un plano de la carta llegando al hogar de Don no sin antes pasar por el hogar de su vecino, que representa la felicidad matrimonial y el hogar constituido del que el protagonista ha huido durante toda su vida. Quizás en este contraste se cifre alguna clave de una película cuyo sentido, como corresponde en un autor independiente, queda abierto a la interpretación y a la subjetividad del espectador.

Don recorre las casas de las mujeres con las que estuvo 20 años atrás, y se encuentra allí con la locura intima, con el tiempo que se palpa en el rostro de los otros, con el indescifrable misterio que una mujer representa para cualquier hombre. Todo hogar es un pequeño Universo y Don es un turista recorriéndolos, observando junto al espectador la sutil demencia cotidiana. Lo más importante llega sobre el final, cuando regresa a su casa pensando que su misión ha fracasado, sin haber encontrado a su hijo. Allí se revela la parábola de la película, de una fuerza dramática arrebatadora, porque ya no importa si el personaje encuentra o no al hijo, ni siquiera importa que la carta sea falsa o que el hijo en realidad exista, lo central en Broken Flowers es como Don modifica su valor simbólico y se transforma en Padre, y aunque el plano final sea algo redundante no deja de expresar a la perfección ese momento. Lo engañoso del filme es que esta mutación en Padre no deja de tener una lectura negativa: Don se transforma en un Mal Padre, en el padre ausente de un hijo que no existe, en un enorme vacío que su búsqueda le ha revelado. Todo el viaje de Don es un viaje hacia su propia nada, hacia su profundo abismo emocional.

Acompañada por la música del jazzista etíope Mulatu Astatke, Broken Flowers no es una road movie, ni un melodrama, ni una comedia refinada, es la obra de un autor que no le teme al tiempo y que observa al pasado poniéndose en conflicto con él, huyendo de la nostalgia, tratando de descifrar esa incógnita que es el hombre post moderno.

JPS

2 comentarios:

  1. solo comento este, pero vale para el resto: excelente jps

    ds

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  2. Como dijo Alanis Morissette desnuda en un videoclip que le costo la carrera, "thank you".

    JPS

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