miércoles, 18 de abril de 2012

Les liaisons dangereuses de Roger Vadim (1959)



Algunos meses antes de la explosión de la Nouvelle Vague se produjo esta película basada en la novela homónima de Choderlos de Laclos y protagonizada por futuras estrellas del cine francés como Jeanne Moreau y Jean Louis Trintignant. Es importante mencionar su proximidad histórica al suceso provocado por los enfants terribles de la Cahiers Du Cinema: muchos de sus rasgos de estilo fueron tomados por Godard y Truffaut para construir su estética y tener un referente contemporáneo frente al llamado cine de qualite. Tanto Les Liaisons Dangereuses como Ascenseur pour l’echafaud de Louis Malle son pilares del estilo de los integrantes de la nueva ola francesa y tienen entre sí varios puntos en común: utilización de música de jazz a modo de contrapunto dramático, estudio concienzudo del policial negro americano, irreverencia moral, uso expresivo de la fotografía. Con el tiempo cada director asumiría un rumbo personal, en algunos casos feliz, en otros menos lucido, pero siempre marcado por aquel origen común.

La película describe la vida de una pareja de burgueses integrada por Valmont y Juliette, pareja que se permite tener relaciones con diferentes personas, suponiendo que su elevado amor está por encima de la monogamia y el deseo posesivo. Es obvio entonces que llegara el momento en que uno de ellos se enamore de alguna de sus conquistas y rompa el pacto de liberalidad que lo unía al otro. El film de Vadim asombra por su extraordinaria puesta en escena y su bella luz en blanco y negro, aunque la composición de los planos y el regodeo sobre la belleza femenina oscilan entre el barroquismo exhibicionista y el mal gusto. El film es también irregular: la hermosa escena en que el hombre de la pareja, Valmont, posee a una joven virgen, esta compuesta con precisión y fotografiada con belleza, y contrasta con la pésima escena en la que el propio Valmont conoce a la casta Marianne, situación que parece extraída de una telenovela de la tarde. El film traslada una novela del siglo XVIII a aquella lejana actualidad de la década de los 50 y, donde hay una lucha de esgrima, decide utilizar una lucha de puños, lo que le resta poder dramático a a muchas escenas, entre ellas la final.

Les Liaisons Dangereuses es una obra en verdad entretenida y su extremada estilización hace de su visionado una experiencia agradable. De todos modos, su conjunto de símbolos y metáforas no llegan a conformar un todo coherente. Los títulos con la partida de ajedrez no tinen mayor justificacion a pesar de su innegable caracter cool; el hacha conservadora aparece sobre el final para castigar y premiar y destruye la la resolución y la aparente liberalidad construida; la manifiesta vocación por escandalizar boicotea una obra que en lugar de ser grande termina siendo, apenas, divertida. En aquella época, por su revulsiva visión del matrimonio y el amor, provoco un revuelo mediático, y aprovechando que Boris Vian hace un papel en el film creo pertinente recordar aquellas líneas que escribi a propósito de J’irair cracher sur vos tombes:

Si queres sacudir a la clase media de tu tiempo y lugar, hacelos pensar; no intentes jugar con su moral ya que en el fondo esta gente no tiene ninguna y lo que hoy los puede escandalizar mañana seguramente les fascinara.

JPS

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