Como habrán notado los improbables lectores
de este blog, es poco frecuente que quien escribe hable mal de alguna película ya
que trato de comentar únicamente obras que me resultan bellas y que estimulen
mi pasión por el cine. Sin embargo, me siento en la obligación de escribir
algunas palabras sobre la última película de Tim Burton, solo porque me pareció
espantosa e incluso poco profesional. Dark
Shadows tiene problemas de guion, de estructura, y una enorme dificultad
para construir el mundo en el que se desarrolla, algo que es poco habitual en
Hollywood y aun más en la errática obra de Burton. Se nota a lo largo del film la
manera en que la obsesión megalómana y espectacular por los efectos visuales se
va devorando cualquier intento de crear una coherencia, y algunos chistes fáciles
dan una increíble vergüenza ajena.
Todo comienza con un corto que explica
todo lo que veremos a continuación y que parece puesto solo para el más imbécil
de los espectadores. Los Collins son una familia europea que emigra a Estados
Unidos siguiendo el sueño americano y
que logra en América la prosperidad y los millones de la industria pesquera. Su
éxito es tal que se funda una ciudad con su nombre, Collinsport, donde la
familia construirá su fastuosa mansión. Allí vive el joven y apuesto Barnabas,
que al no corresponder al amor de su empleada domestica es convertido por esta
(que también es bruja) en vampiro. Si uno quiere ver aquí alguna ambientación digna
de Hawthorne o de Poe, cierta obsesión americana por la caza de brujas que
viene ya desde las hogueras de Salem y que podría haberse establecido sin
problemas, debe esperar en vano. No hay nada que justifique la brujería del
personaje de Eva Green, y las cosas suceden con una facilidad casi pasmosa, sin
Historia, en el vacío.
Saltamos luego a 1972, en plena guerra
de Vietnam. Una joven institutriz llega a la derruida mansión Collins y conoce
a la familia que la habita en ese momento, todos en una situación económica penosa
producto de la tirana en Collinsport de la eterna Eva Green, que como bruja
reencarna ad infinitum. En ese
momento Barnabas, que como vampiro también es eterno, es desenterrado y escapa
del cajón que lo tenía apresado. Llega entonces el arsenal de chistes fáciles más
continuo desde White Chicks, aunque con menos gracia y conviccion. Todo de aquí
en más es una aberración, casi una falta de respeto al espectador avezado. La película
no tiene punto de vista, ni héroe, y el final carece de tensión o de lógica argumental.
Si Eva Green puede destruir todo, ¿por qué no lo hace antes? ¿Cuál es el
problema del niño problemático que vive en la mansión Collins? En fin, quizás en
otro momento, con este mismo argumento, Burton podría haber hecho una película digna.
Hoy parece atrapado por las exigencias de productores y estudios que creen que
si algo no vuela o explota la gente se aburrirá. Quizás tengan razón, pero la
culpa es de ellos.
Como diría mi amigo EM, desde que Tim
Burton se parece a Fito está hecho un pelotudo. Es lo más sensato que puedo
decir de Dark Shadows.
JPS